¡La auténtica fotografía automática!

Por Max Gómez Canle

Los Fantasmas. 
Sin rostros, el mundo conocido, el que nos interpela y nos atormenta, es una danza anónima de formas, colores y texturas. Lo que busca nuestra mirada obedientemente no está y en su lugar hay telas, flores, plumajes. Sortilegios, cosas bellas fuera de lugar. Como en las historias de espíritus, misterios sin solucionar determinan la condición. Es el imperio de las transformaciones y transmutaciones. ¿Cómo suena un piano tocado con las alas? Una niña fantasma, su interior oculta su apariencia. Personas como pozos: es el momento en que el otro no nos mira, es nuestro momento fuera del tiempo. Primera liberación. Como en una fiesta de disfraces, todos son el ser amado o añorado. La única regla es convivir con el enigma, vivir en la imagen.

Los Libros. 
Todas las imágenes impresas están igualadas, dependen delicadamente del papel, el brillo, el color de las tintas. Y los libros son la verdadera historia de la imagen, el repertorio absoluto. A través de ellos es posible deglutir el mundo, y digerirlo como forma de creación. Un libro abierto es un libro recortado. Se puede deconstruir la historia, encontrar la propia.

Los Collages. 
La fotógrafa invisible se mediumniza, superpone las imágenes de la historia. Segunda liberación. ¡La auténtica fotografía automática! La puntada precisa une, y en el encastre, imágenes distantes se relacionan amablemente, como habiéndose esperado. Es lo que el papel puede, todos los tiempos, todos los temas. Y con los residuos de la multiplicación de la imagen, un reciclaje hacia el objeto. Un montaje, una película fantástica colapsada, de papel.

Las Siluetas.
Retratos de sombras. Perfiles que como cortes transversales van en dirección perpendicular al común de los retratos y nos permiten ver nuestra asimetría. Presentan la forma en que nos relacionamos con el espacio. El ser y el vacío caben en una imagen. Es el enigma asumido.

Impresión.
Hay una época de oro del libro impreso. Los libros que a ella pertenecen son únicos, incluso estando juntas dos copias de la misma edición. Y son sus reproducciones de imágenes las que los identifican y distinguen, reproducciones que son un fin en sí mismas. Impresiones sobre papeles mate o apenas satinados, colores que explotan silenciosa y lentamente, monocromías anacrónicas. Sus temas, lo que suelen representar, son los más bellos lugares, las obras maestras del arte universal, retratos de músicos y escritores y lo más colorido de la fauna y flora de nuestro planeta. Imágenes fetiche sin mandato de fidelidad.

Ultima liberación. 
Un árbol genealógico manipulable. En estas obras, el reordenamiento de este repertorio-materia, revela por ocultamiento la forma que adquiere un misterio, la impresión que nos dejan los otros. Y esta forma es bella y no tiene cara, a lo sumo su sombra.

Texto para la ehibición Impresión en la Galería ZavaletaLab, Buenos Aires, septiembre 2010.